Montones de libros y folletos, con miles de imágenes atormentaban la mente de las personas, eran tan solo pilones de letras vacías, de palabras huecas que se repetían miles de veces, periódicos, libros, revistas y publicaciones que decían todo y a la vez nada, que hacían colasch de ignorancias preparadas y aliñadas con mujeres desnudas, amarillismo de sucesos, reportajes y editoriales programadas, de allí que circularan chismes, intrigas y difamaciones, que se vistieran de noticias, informativos, primicias relatadas, opiniones confusas y malintencionadas; la gente ya estaba harta de tantas pistoladas, loca y atormentada de tanta vaina, y un buen día la gente escribió su propia historia, su propio pensamiento, dejó de leer lo que la desquiciaba, llamó a los chivos para que se comieran esos libros, esas revistas y esos periódicos torturadores de la palabra, dejó de leer esos libros que difundían las mentiras, esa prensa desatada que manejaba a su antojo EDITORIA LA MITÓMANA, que repartía y difundía capsulas de ignorancias, promocionaba capsulas de confusiones, charlatanería, páginas y páginas de farándula, publicitaba capsulas de preocupaciones, capsulas de manipulaciones y tabletas para tener dolor de cabeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario